Afortunadamente, la catedral de Cristo Salvador de Ávila, es más que conocida, venerada y disfrutada, pero sus posibilidades de perspectiva y contemplación son un rico abanico abierto. De ahí, que en esta ocasión, mi última visita a su sede estuvo dedicada a buscar trazas y escenas para placer personal. Siempre encuentro rincones y perspectivas novedosos, bien por la luz del momento, por la afluencia masiva o no, por los silencios que rompen los ecos de la meditación o bien por el estado anímico que se traviesa en ese preciso instante. Tan solo quiero hablar de esas estampas, de esos pequeños momentos reflejados, de ese pequeño altar de menudencias que me acerca a su significado y grandiosidad.
Las fotos son de Tuchy Regueras. Y si le apetece seguir leyendo
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