Hay personas que llevan la paciencia y la confianza a extremos insospechados, pero está bien esa locura de romanticismo

Cuando conocí su historia me quedé prendado y entusiasmado. La entonces bella muchacha salió con el tiempo justo para presentarse en el altar, pero no encontró taxi y cuando llegó, pues el novio, por aprovechar la ceremonia y el banquete se casó con un monaguillo muy delicado de maneras y algo confuso sobre sus inclinaciones erótico-festivas. La novia decidió sentarse y esperar a que el novio regresara y le ofreciera las pertinentes explicaciones. Nadie le convenció de que hay cosas que se rompen y terminan. Nadie le profetizó que con el tiempo tendría más oportunidades, pero se ofuscó y se acabó muriendo de tristeza. Una congregación de monjas, desde entonces, se encarga de su aseo, cambio de flores y puesta en escena general por si regresara el novio o…acertara a pasar otro apuesto caballero. Casar, la quieren casar como premio a su paciencia.