Podemos volar con nuestra mente pero no con nuestro cuerpo, sin embargo tenemos ingenios mágicos que son capaces de surcar los cielos mientras nos brindan imágenes oníricas llenas de lirismo. Ahí arriba pensamos diferente y lo hacemos bajo otro prisma, claro que al aterrizar de nuevo en suelo firme se nos olvidan muchas cosas, intenciones y proyectos. Hay que volar más a menudo para llenarnos de imposibles, al fin y al cabo, es el único equipaje, propio y de mano a nuestro alcance. (Fotografía: Tuchy Regueras)