Si el personal no se rige con buen criterio, aparecen escenas paradójicas en nuestro universo cotidiano. Tal vez el ayuntamiento pertinente ha decidido censurar mobiliario urbano para protegerse de encuentros clandestinos de la oposición. Igual un artista, en pleno éxtasis creativo, nos quiere dejar su legado. No olvidemos las manadas asilvestradas que peregrinan por los puntos civilizados para manifestar su adoctrinamiento cero al sistema. Sin olvidar a los inapetentes de la concordia y el respeto que nos debemos por el mero hecho de compartir hogar global. Cosas veredes.