LIMOSNERO POÉTICO
Nada como acudir a nuestro limosnero de confianza. Echar unas monedas a un limosnero desconocido no nos aporta el mismo bienestar, la misma paz, somos seres más tradicionales y racistas de lo que pensamos. Pasa lo mismo con los «pobres de pedir» de nuestro entorno. Casi siempre se lleva la calderilla el de siempre. Tengo uno en una esquina que me bendice cada vez que colaboro en su economía. Nos llevamos bien aunque no nos tengamos demasiada confianza de trato. Este limosnero tiene su aquel y su porqué, pero eso es ya otra historia.
Publicado el enero 17, 2025 en Artículos Propios y etiquetado en Limosna, Limosnero poético, Pobres de pedir. Guarda el enlace permanente. Deja un comentario.
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