LA CASCADA DE LA ONETA
No los he visto pero volveré para encontrarlos. Esta vegetación, estas cascadas mágicas, esta atmósfera de ensueños, a buen seguro, que deben prestar su fragancia y esplendor a duendes, seres oníricos y toda suerte de personas que quieren comulgar con la naturaleza y pedir perdón por sus osadías en las prisiones de cemento y semáforos que habitan. Solo hay que desplazarse a Villayón, en la dulce Asturias, y buscar el paraíso de las cascadas de Oneta. Todo lo demás es cuestión de tiempo y predisposición.




Publicado el agosto 6, 2025 en Piezas/Lugares. Añade a favoritos el enlace permanente. Deja un comentario.
Deja un comentario
Comments 0