El próximo eslabón evolutivo va tomando forma en los laboratorios camuflados del poder

Lo terrible del tema es que no sabemos a ciencia cierta a qué poder nos referimos en concreto y cuáles son sus estrategias y motivaciones reales para actuar como lo hacen, pero cada vez más, existe la sensación de que somos algo así como cobayas que se mueven al  compás que se nos marca. ¡Danzad, cobayas, danzad! me repetía mientras las contemplaba en una asociación de adopción de mascotas. Estaban ahí, sin utilizar facebook, sin móvil, sin wordpress, pero no dejaban de seguir su trayectoria marcada dando vueltas y vueltas hacia ningún sitio. Igual el experimento consiste en dejarnos sin fantasía, ilusiones, creencias, altruismo, en un continuo campo de batalla sin recompensas éticas y afectivas. No sé, soy una cobaya de nivel bajo. Lo que no me gusta, pero nada, es no encontrar en el horizonte cobayas ejemplarizantes que inyecten sensaciones de amor, armonía, equilibrio, conocimiento y esa tontería de la bondad. A ver si en cualquier momento recobramos protagonismo uno a uno, que eso a la postre va sumando.