La expresión «subirse por las paredes» resulta muy propia para definir a esta bicicleta con tendencia vertical que en algún momento subió muro arriba y tanto le debió gustar la perspectiva y los ejercicios de equilibrismo que decidió permanecer y fundar hogar justo donde se le acabaron las fuerzas. Ahora, se ha convertido en un punto de encuentro para los viajeros que visitan el Call de Girona, que primero visitan el Museo Judio y a continuación van a fotografiar y celebrar la ocurrencia de esta bicicleta alpinista.