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¿CELEBRAN LOS EXTRATERRESTRES LA NAVIDAD?
No está comprobado, científicamente, que los extraterrestres canten villancicos en sus naves interestelares en estas señaladas fechas
De hecho no sabemos a ciencia cierta si existen los aliens, si bien, resulta sugerente tal probabilidad. No son pocos los investigadores y creyentes ovnis que apuestan por hilvanar de forma bien estrecha a los extraterrestres con nuestras figuras bíblicas. Las ganas, la
imaginación y el mercado invitan a promulgar toda suerte de conjeturas. Desde luego no podemos negar que en nuestro pasado “conocido” se suceden muchas circunstancias ambiguas. Los textos antiguos están repletos de señales explícitas que ligan a los hombres con los dioses, ángeles y seres dimensionales. Igual alguna de estas referencias es cierta. No veo nada negativo en la existencia extraterrestre, todo lo contrario, esa posibilidad abriría nuestras puertas vitales, si bien, surgirían nuevos interrogantes. Si están ahí que se manifiesten de una vez por todas y dejen de pertenecer al universo de la ciencia ficción. Su presencia entre nosotros se hace casi imprescindible. Necesitamos políticos de otra galaxia, futboleros estratosféricos, medicina angelical, vehículos menos contaminantes y espiritualidad menos transgénica. Hay que animar las creencias porque están por los suelos. Menos mal que tenemos el significado de la navidad para recordarnos que la vida no se detiene aquí y sigue cual cometa surcando otros universos. Espero que no se os indigesten los turrones ni otras posibilidades existenciales. (Fotografía de Mabela Regueras)
¿QUIEREN LOS BANQUEROS Y POLÍTICOS PERPETUARSE GENÉTICAMENTE?
¿Existe un Fondo Económico en los paraísos fiscales para potenciar la investigación de la inmortalidad para las castas imperialistas?
¿Son los representantes del alto clero herederos directos de la raza Annunaki?
Si alguna de las hipótesis apuntadas son ciertas me destierro del mundo. No, del mundo no puedo, nunca superaría las pruebas físicas para salir al espacio exterior, pero me destierro de la sociedad y me escondo en un monasterio tan alejado y perdido de los tributos urbanísticos, que será lo más parecido a vivir en el cielo de este mundo. Espero que los poderes y la información fáctica cumplan con su trabajo a fin de que podamos vivir más cómodos en nuestra parcela mental de confort. Mira que si políticos, banqueros, alto clero y ejecutivos de las multinacionales más respetadas han decidido perpetuarse a base de parches genéticos. Si es que la inmortalidad es dañina, perjudica el paladar vital y engaña a los degustadores del aquí y ahora. Pronto si preguntamos a un nene: ¿qué quieres ser de mayor? No nos dirá bombero torero, futbolista, príncipe o corredor de bolsa, nos dirá que quiere ser inmortal. Y seguro que le dará igual ser inmortal de primera o segunda clase. Ya no hay ni dignidad ¿Y quién tiene la responsabilidad de tanta apetencia inmortal? ¡Los annunaki! Si se hubieran quedado en su casa planetaria y no hubieran tenido necesidad del oro ajeno de otros ahora no estaríamos en este sin vivir de saber si les tenemos que llamar ¡papá! o les tratamos como una caricatura más de nuestra historia real o fantasiosa. Y yo apenas me he comprado nada en las rebajas ¿qué voy a comprarme que me apetezca con esta desgana que me inunda? Voy a ver que hay en la tele y sino pincho cualquier video divulgtivo a ver si me aclara algo en concreto.
¿GOLPE DE ESTADO A NUESTRAS CREENCIAS Y TRADICIONES?
¿Debemos nuestra vida a los Annunakis?
¿Somos hijos del virtuosismo genético de esas supuestas deidades sumerio-acadias?
Repito la pregunta: ¿Estamos preparando un golpe de estado a nuestras creencias y tradiciones más emblemáticas y convencionales? Cada vez estamos ofreciendo más garantía de veracidad a toda suerte de leyendas, dichos, hechos, narraciones de toda suerte y enigmas varios, siempre y cuando, nos brinde otra perspectiva de nuestro origen y finalidad. Cierto que el público, el cliente de la vida no anda muy satisfecho con las ofertas del mercado, pero tan subyugantes y beatíficos nos pueden parecen los annunakis, dioses y semidioses de glamorosa sangre azul extraterrestre. No olvidemos que políticos y banqueros podrían ser hijos experimentales de estas entidades, una avanzadilla del apocalipsis. Mira que si al final somos tan solo eso: seres defectuosos que se han procreado en los recovecos paradisiacos de las papeleras del tiempo y el espacio. No niego que estos señores fueran unos virtuosos genéticos, unos manipuladores de marketing de la salvación, etc, pero en ese caso quiero mi libro de reclamaciones. No es lo mismo tratar con dioses todos poderosos que ellos sabrán cosas que no están en mi mano que caballeretes del espacio que han ido a una universidad privada o pija mientras yo he sobrevivido en la pública de este mundo. Y puestos a hacer cábalas porqué no podemos proceder de una civilización anterior al diluvio, recordemos que el diluvio aparece en cualquier mitología universal, pues bueno, imaginemos que esa civilización cayó en la sicopatía, no sería tan raro, y se empezaron a repartir los papeles de dioses y semidioses. Hoy pasa algo parecido, más de un político, no lo dice directamente porque su departamento de publicidad lo mataría, pero ellos se pasan el día dándote indirectas de que no son políticos sino dioses con todas las soluciones en sus bolsillos. Yo conozco hasta profesores de instituto que te dejan caer su divinidad en cuanto te descuidas. Menos mal que tengo claros mis principios sino vaya 2014 que me esperaba porque vaya año nos espera. Han anunciado oleadas de ovnis en los programas del tiempo de la tele. En fin, sigamos barajando hipótesis.
LA TIERRA: PARADA Y FONDA
Y LOS GIGANTES TOMARON A LAS HIJAS DE LOS HOMBRES
ESO SERÍA COMPETENCIA DESLEAL. QUIERO EL LIBRO DE RECLAMACIONES
No sé si se trata de una confabulación ateo-científica, un rebosamiento de estrés de los astrólogos o una estrategia del mercado consumista, pero raro es que cerremos un año sin que nos visiten las teorías más paganas para amargarnos los turrones. Pero si no hace falta atacar las navidades, si están ya refugiadas en los espacios paliativos de la conciencia y las nuevas generaciones conocen su existencia por las vacaciones en la nieve y las felicitaciones corrompidas de inercia artificial que pululan inmisericordes por las redes. La navidad se vive y se siente de forma recogida, sin aspavientos, y se traduce por una alegría íntima que te acerca a la cuna de tu origen, un reposo de la vida para mecerte en los significados más hondos de tu ser, pero no, ahí están las verbenas de regalos para medir quién te quiere más; los brindis coronados por el vino de la hipocresía y el remate final de las comilonas, un auténtico circo culinario que suele convertirse con frecuencia en un campo de batalla donde dos cuñados y sus tribus se levantan unos contra otros en el primer desencuentro, ya sea porque el año de la cosecha del vino no es ni de lejos el mejor de su estirpe, ya sea por algún descuido en la mecánica cuántica del protocolo, ya sea porque las mujeres están envenenadas desde los tiempos de los gigantes. Y es que claro, si los gigantes viajaron hasta la tierra: parada y fonda para tomar a las hijas de los hombres, primero, llegas con unas ganas y una voluntad que no te las iguala una buena siesta. Y segundo, cabe imaginar que vendrían bien pertrechados, incluso, con modelos eróticos de última generación. Encima, algunos investigadores, nos manifiestan que tienen pruebas irrefutables de que somos experimentos genéticos, seres prefabricados para realizar los trabajos más penosos de los dioses. Ahí entran los Anunaki y su estancia supuesta entre los sumerios. Nos Anunaki nos hicieron menos dotados que los gigantes para fomentarnos complejo de inferioridad. No se esmeraron lo suficiente. Vamos a revisar esta historia partiendo de los Anunakis y Sumer. Y seguiremos con el tema, ya lo creo que seguiremos.
