Me encantan las puertas con trampillas, accesos o corredores especiales pensadas para la población animal de la familia. Perros, gatos, gallinas, hurones y cobayas tienen que sentirse felices y aceptados en los hogares en los que cuentan con su propia entrada sin tener que acudir como endemoniados o desterrados a las siempre antipáticas entradas de servicio. Esta preciosidad de puerta pertenece a un pueblo cruzado por la nacional 631 en Zamora.