SERIE POESÍA PERFORMANCE: ESPIRITUALIDAD ECOLOGISTA
Me había trasladado a Valencia a meditar. Bueno sí, a meditar también. Y paseando por la Malvarrosa me quedé impresionado por la aparición de una representación de la Última Cena materializada en arena
Sobre la playa, con un horizonte de mar inmenso al fondo me quedé inmóvil un par de horas contemplando una nueva manifestación de la espiritualidad, espiritualidad ecologista, espiritualidad en la calle, en la playa, tal vez, estaba siendo testigo de una espiritualidad revolucionaria que volvía a asaltar conciencias aquí y ahora, pero no me gustó el comportamiento de algunos creyentes con pantalón corto y máquinas de fotos en ristre que se inmortalizaban junto a las figuras de arena con gestos de cabalística felicidad turística, inmunes a cualquier profundización vital. Una aparición, aunque sea de juguete, sin marketing no es una aparición. El momento se me antojaba sublime pero me lo estropeó el mundo. (Foto de Helga Martinez Pallarés)
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Publicado el septiembre 29, 2014 en Cosecha Propia y etiquetado en apariciones, Espiritualidad revolucionaria, la ültima Cena en arena. Guarda el enlace permanente. 4 comentarios.

El mundo tiene esa fea costumbre: fastidiar los instantes de éxtasis. ¡Con lo que cuesta encontrar uno de esos gloriosos momentos… ! Y estás ahí, arrobado, sintiéndote parte del Más Allá en el Más Acá y ¡Zas! Algún desaprensivo te saca de tu ensimismamiento, habitualmente para decirte o pedirte una absurda nimiedad. Y te quedas como cuando te arrebatan lo mejor de tu helado, justo ese delicioso y último trocito de galleta y chocolate. Furioso, incrédulo, el labio fruncido en una mueca dejando entrever tus colmillos y la garganta encogida en un gruñido gutural, preludio de un ataque de ira inevitable.
Mi coach literario anda cavilando dejar su oficio para dedicarse a los deportes de riesgo (tirarse por ahí, comer sushi en tabernas expedientadas, citas a ciegas, etc) Y mi coach espiritual está de baja por depresión, pero les voy a pasar tus líneas para que aprendan. Yo acabaré enmarcándolas o terminaré adicto a tus comentarios. Cordiales saludos
Por favor, por favor. Ni se te ocurra dejar que tu coach literario cometa tamaña insensatez.
No tenía ni idea de que los gorriones sufrieran depresión. Voy a estudiar exhaustivamente tal cosa. Mmmmmmm. Ya está. Pronóstico: grave. En mi calidad de doctora de gorriones, mi receta es que no le permitas a nadie que te robe el final del helado. 🙂
El que atraviesa una fase depresiva es mi coach espiritual. Los gorrriones solo se deprimen dentro de una jaula por eso en cuanto ven una puerta de jaula abierta salen volando. Otra cosa es el destino que toman y si aciertan o no, pero salen pitando. Cordiales saludos