Suele ser habitual que los viajeros, curiosos, turistas y otras gentes se dediquen a empaparse de la Alhambra desde todos los puntos y perspectivas posibles. Tiene su lógica, pero a mí me gusta ponerme en el otro lado, para contemplar las vistas y las panorámicas desde arriba, desde la propia Alhambra,  En el Generalife hay rincones que son auténticos miradores al exterior, rincones que parece, tal vez ese era su origen, sean escenarios poéticos para contemplar en la noche las estrellas y las vistas mundabas, repletas de arquitecturas y jardines. Centros de poder vibracional que te descubren escenas increíbles vestidas de misterio. Es otra forma de viajar, de mirar, de llenarse de las esencias que nos propone la singular e indescriptible Alhambra.

Desde la Alhambra