Archivos Mensuales: junio 2015
ADIÓS A LA DUQUESITA, ADIÓS
Todo tiene su final, bueno no todo, siempre hay excepciones, situaciones y circunstancias que impiden que el cierre de ciclo no cumpla su cometido. Tristemente, no es el caso de la Duquesita, una entrañable pastelería situada en lo más céntrico de Madrid que cierra sus puertas a finales del presente mes de junio con más de cien años a cuestas en los que ha sido punto de reunión, sonrisas, apetitos golosos y placeres varios. Me apena porque en mis primeros años en Madrid la visitaba con frecuencia y sigo teniendo un dulce recuerdo de su prestancia y de sus estanterías. Siempre duele cuando pierdes algo que quieres, pero así es la vida. Mis mejores deseos a todos los que han formado parte de esta pastelería personal y entrañable.
ARQUITECTURA GLOBAL
La arquitectura sigue siendo protagonista de nuestra historia y de nuestro momento actual. Su versión más creativa también podría incluirse en el universo de la globalidad. Tal vez, dentro de las artes, suele ser la que pasa más desapercibida entre la crítica más palpitante pero sus resultados populares crecen y gana enteros. Esta es una buena ocasión para disfrutarla y acercarse más y mejor a sus peculiaridades.
SERIE POESÍA PERFORMANCE: FALSO JAZMÍN
Es hermoso, al menos a mí me lo parece, desprende perfume y no resulta difícil que crezca a nuestro lado, pero su denominación de falso le acompaña por vida. Te promete su presencia y su lealtad, pero es falso, es su naturaleza. Mejor, si no se desea maniatarse en sus raíces, cortarlo en la estación debida. No duele tanto como se espera desprenderse del falso jazmín, incluso, te sorprende el estado de sosiego placentero que te inunda. Una cosa menos de la que preocuparse cuando la poesía se asoma a nuestros recuerdos. Si, están las vivencias disfrutadas con el falso jazmín, pero hay otras maravillosas compañías que florecen a tu alrededor. Adiós falso jazmín.
PANORÁMICA DE LA ETERNIDAD
Me he comprado una parcelita céntrica, en buen estado y con mucho futuro. Desde la misma puedo contemplar toda la panorámica de la eternidad. No es un latifundio, pero no necesito gran cosa. También he testamentado el deseo ecologista de ser enterrado con una suerte de gusanos en peligro de extinción. Y naturalmente, me he hecho un seguro para que no hayan sospresas y mis herederos me metan donde deseo y no en el hoyo veinte de ese dichoso campo de golf donde desean esparcir mis cenizas. No quiero incineración, quiero naturaleza en estado puro y vivo. La panorámica eterna me parece un ventanal apacible, tranquilo y lejos de la gula materialista de los constructores. Es un lugar seguro, aunque no me gusta esa moda de hacer botellón los fines de semana. Hay que prepararse para morir, que es al fin y la postre, lo único seguro que tenemos. Mira que si por un equívoco no me muero y me tengo que pasar toda la vida sufriendo. Ya estoy pidiendo el libro de reclamaciones.










