Será por la crisis, por la vuelta de las costumbres tradicionales, por el aburrimiento y el calor o porque los ciclos se repiten sin cesar…

En su mayoría son mujeres, los hombres se resisten a coser y bordar en público. Las hay de todas las edades, bueno, pocas becarias adolescentes. Manejan hilos y ovillos con destreza y gracia, materializando logros increíbles en estos tiempos de botones automáticos y maquinismos electrónicos. Y lo hacen en medio de risas, historias, muecas y mucha complicidad. Son Ferias que van recorriendo pueblos, villas y barrios de ciudades, rastreando vocaciones, entretenimiento ajeno a las pantallas y, de paso, pasar un rato agradable donde no suele faltar la merienda y miradas furtivas. Y es que si sabes hilar bien tu vida, te puedes hacer tu propia mantelería con tus iniciales bien  grabadas. ¡A coser y bordar!!