NEUMÁTICO APRENDIENDO A NADAR
No deja de ser una estampa curiosa ver navegar río abajo a un neumático solitario, sin compañía humana que le proteja de los tiburones asilvestrados. Me paso tantas horas delante de las corrientes que podría escribir un libro de todos los elementos y criaturas que he contemplado sobre las aguas. Pero como pretendo ser optimista me niego a pensar que todas las guarrerías sólidas, líquidas y gaseosas que veo surcar el río pertenezcan a la desidia, mala educación, dejadez, poca conciencia y un puñado de etcéteras más. Es decir, para mí, he visto un neumático que le gusta la naturaleza y está aprendiendo a nadar. Eso es todo y lo demás cábalas. (Fotografía: Tuchy Regueras)
Publicado el septiembre 1, 2016 en Artículos Propios y etiquetado en manuel villa-mabela, Neumático aprendiendo a nadar. Guarda el enlace permanente. 7 comentarios.
A mi me gusta y relaja ver como flota una botella, un neumático o culquier otra cosa, como se deja mecer o bambolear por la fueza del agua. Un cordial saludo
Hombre, como licencia poética está bien, pero cuando los ves flotar sonrientes y provocativos por un río…aparece el lado oscuro de nuestra sonrisa. Más saludos
un barco solitario a la deriva en un mar de ilusión, eso pensaría un niño con imaginación…
Un abrazo.
En el fondo igual es eso, que no queremos dejar de ser niños. Es más intenso todo. Abrazos
¿Sabes lo que más admiro de ti? Tu forma de encontrar la belleza en todas las cosas.
Sin los amigos que se molestan en ver la misma belleza en las cosas, no serviría de nada. Abrazotes
Abrazotes a ti.