ISLAS DE RÍO
Estos días estoy explotando mi vocación fluvial, me hago todos los senderos ribereños que están en mi mano y voy descubriendo rincones en medio de los momentos pacificados por la templanza y serenidad que me ofrecen estas corrientes placidas. Recupero costumbres como refrescar botellas de agua y vino en las aguas y mojar los pies al caer la tarde. Nada que ver con los casinos clamorosos o las estancias, económicamente, de cinco estrellas, pero desde luego más naturales, emotivas y personales. Vamos, que me recargo más y mejor a las orillas de cualquier riachuelo que en la urbanización más lujosa edificada por nuestra vanidad y la insana costumbre de caminar contra nuestra propia inercia hacia la trascendencia. (Fotografías: Tuchy Regueras)
Publicado el agosto 2, 2018 en Artículos Invitados y etiquetado en Inercia a la trascendencia, Islas de río, Templanza y serenidad. Guarda el enlace permanente. 12 comentarios.
Siempre nos paseas por los lugares más energizantes, definitivamente.
Sitios sencillos pero cargados de buen rollo
Los sitios sencillos son los que más satisfacción nos dan. Besos, mi Gorrión.
Hace mucho que no paseo por el Guadalquivir, por las mañanas despues de dejar mis niñas en el colegio, frente al río, me gustaba caminar una hora y observaba las aguas, los patos, y los recodos. Algunos domingos con mi marido ibamos a Coria del Rio para ver el curso del rio por alli, tambien el río Guadaíra (Alcalá de Guadaíra) con sus aceñas y molinos y su parque natural, pura belleza. ¡Me encanta! Un cordial saludo
Esos paseos son gustosos y un relajo total. Me apunto a esas caminatas. Bueno, por Sevilla, cualquier paseo es arte. Muchas gracias por la descripción. Saludos mil
Unas imágenes muy bellas y el texto también .
Abrazos .
Me encanta la naturaleza, no importa sea sencillita, siempre tiene algo. Gracias, feliz fin de semana, abrazos
🙂 ❤
Así es, pasear al lado de un río es muy relajante, hace mucho que no lo hago, pero hubo en tiempo que siempre buscaba refugio en un recodo del río Pisuerga que me encantaba. Eran otros tiempos…
Y el río de montaña de mi infancia, con poca agua y muchas piedras, el agua fría en verano y sus remansos donde, ateridos de frío, nos bañábamos.
Un abrazo.
Hermosas experiencias y recuerdos. Deberías volver al río. Abrazos
Espero que no sea para tirarme desde un puente, jajaja.
No, hombre, no, que hace mucho calor. Feliz finde