Archivo de la categoría: Cosecha Propia
CIENCIA O POESÍA: PUESTA DE SOL DESDE EL TREN
Andaba medio agazapado tras la cortina del compartimento del tren para que el Sol no se diera cuenta de que lo estaba admirando, no fuera que en un golpe de discreción desapareciera de escena. Todas las tardes se exhibe ante esa torre eléctrica, antes mustia y aburrida y ahora relatora de acontecimientos imposibles: ve ángeles circulares de fuego, aparecer y desaparecer todos los días. La ciencia y la poesía, debaten, si la torre requiere tratamiento por alguna mecánica disfunción o debe declararse poeta de hierro sembrado ante el horizonte. (Fotografía de Mabela Regueras)
EL MUNDO SIEMPRE ESTÁ EN OBRAS
Dado que la vida siempre está en «obras» es normal que se rompan caminos, salidas y planteamientos a nuestro paso o que tengamos dificultades para superarlas o que tengamos que dar un rodeo para seguir itinerario. Todo está en construcción, todo necesita reformas, reparaciones y parches. No hay nada inmutable ni eterno a nuestro alrededor. Por eso es imprescindible medicarse con generosas cucharadas de poesía, para que cuando se resquebrajan nuestra sendas y emociones, tener conciencia de los versos vitales que nos empujan a seguir y enfrentarnos a toda suerte de demoliciones. (Fotografía de Tuchy Regueras)
SERIE POESÍA PERFORMANCE: EL PÁJARO DE LA NOCHE
Cuando me siento, insufriblemente solo, dejo pasar las horas hasta que siento su presencia sobre una rama. Entonces me lleno de valor y me asomo para contemplarlo: es el pájaro de la noche, el único ser vivo que no sufre el tormento de la oscuridad. Sus plumas se han camuflado de la luz y es tan oscuro como las propias tinieblas. Su vitalidad camaleónica le ha brindado la posibilidad de vivir la noche sin que esta le haga daño. Me invita a que le siga y yo sé que voy a hacerlo en la primera ocasión, pero barajo sin parar cual será el momento más acertado para huir de esa noche triste que me envenena. Cualquier noche me lleno de valor y me tomo el antídoto poético para combatir miedos y soledades. Cualquier noche.
HAN CAMBIADO LA LLAVE DE LA ENTRADA A MI CUENTO
Un cuento triste para animar los desconciertos amorosos
Yo antes vivía en un cuento, pero la princesa amplió su zona de confort y se me vino el mundo de fabula abajo. No es que estuviera demasiado bien escrito y estructurado; ni me gustaba el papel de todos sus personajes, demasiados roces y malentendidos, pero era mi cuento y estaba feliz. Tanto que andaba haciendo borrones para que fuera más real y más gozoso. Ahora, cosas de la vida, tengo prohibida la entrada a mi cuento, la puerta esta clausurada y han cambiado la llave. Voy a acabar por no creer en los cuentos porque no me gustan los finales amargos. Creo que lo mejor será descansar la historia en mi estantería de lecturas tristes. Eso o que pase por un escaparte y vea, el cuento verdadero, de mi vida. En fin, voy a poner una lavadora.



