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MANSIÓN BLASONADA A LA BAJA
Dicen los más viejos del lugar que en esta mansión hubo un tiempo en que no faltaba de nada y todo sobraba. Hoy no atesora ni una pizca de vida. Un escudo familiar luce en la fachada, testigo de otros tiempos. Hoy es punto de reunión de gatos callejeros y algún vecino que se sienta sobre el banco de piedra a ver pasear los minutos. Eso sí, la poesía de su historia, sus rincones y su legado perviven y se mezclan con los sabores de un presente que ha olvidado cuidar con mimo las leyendas de sus viejas piedras.
- Mansión en Decadencia
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MANSIÓN BLASONADA A LA BAJA
Dicen los más viejos del lugar que en esta mansión hubo un tiempo en que no faltaba de nada y todo sobraba. Hoy no atesora ni una pizca de vida. Un escudo familiar luce en la fachada, testigo de otros tiempos. Hoy es punto de reunión de gatos callejeros y algún vecino que se sienta sobre el banco de piedra a ver pasear los minutos. Eso sí, la poesía de su historia, sus rincones y su legado perviven y se mezclan con los sabores de un presente que ha olvidado cuidar con mimo las leyendas de sus viejas piedras.
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DECADENCIA DE UNA MANSIÓN BLASONADA
Dicen los más viejos del lugar que en esta mansión hubo un tiempo en que no faltaba de nada. Hoy le falta hasta la propia vida. Un escudo familiar luce en la fachada, testigo de otros tiempos. Hoy es punto de reunión de gatos callejeros y algún vecino que se sienta sobre el banco de piedra a ver pasear los minutos. Eso sí, la poesía de su historia, sus rincones y su legado perviven y se mezclan con los sabores de un presente que ha olvidado cuidar con mimo las leyendas de sus viejas piedras.
- Mansión en Decadencia
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