Archivos diarios: diciembre 18, 2013
HUERTOS URBANOS LITERARIOS
PREGUNTA EN EL ASCENSOR (VI):
SIEMBRA LIBROS PARA RECOGER LECTURAS
La Asociación de Lectores Beatos tiene previsto canonizar como santo literario del año a Anselmo el ascensorista. Todo empezó un día en que un despistado ejecutivo agresivo, usuario accidental del ascensor del edificio empresarial «MuchapastayCía», olvidó una maceta en el elevador. Nunca pasó a recogerla y Anselmo la guardó como si se tratara de su amigo invisible. Su infancia fue hiriente, dura y llena de ausencias emocionales positivas. Los reyes magos de la mente nunca le regalaron un amigo invisible. Así que Anselmo hizo de la maceta un hermano. Le contaba sus aventuras con los libros, su opinión sobre sus personajes y las ganas que tenía de cambiarlo todo a su alrededor. Un ascensorista también sueña con revolucionar el mundo. Un día, me acuerdo perfectamente, subíamos solos en el ascensor cuando me dijo que se le había ocurrido una brillante idea. Me relató que habia ocupado un sector lleno de luz artificial en el tercer parking subterráneo del edificio multinacional. Decidió poner en marcha su revolución creando una biblioteca furtiva, un huerto urbano literario. Anselmo prestó un día uno de sus libros a su amigo maceta, lo enterró un poco para que lo pudiera leer bien y se percató de que el libro empezó a germinar otras ramas de donde nacían libros y más libros. Entonces pensó en ofrecerles una casa cuna bibliotecaria para que los usuarios lectores del ascensor los adoptaran y se los fueran llevando a sus casas para darles el calor y el mimo que precisa un libro. Ahora su espacio de huerto literario del tercer subterráneo está lleno de vida y esperanzas. La vida real empieza en las catacumbas. Un compañero ascensorista más osado que mi amigo Anselmo ha ocupado otra estancia en una planta más honda, cerca de los infiernos del analfabetismo cultural, para sembrar poetas. Mira que si la revolución auténtica, la de verdad, empieza por ir sembrando en cualquier rincón cercano tan solo cosas bellas que nos ayuden a transformarnos.
(Fotografía de Tuchy Regueras)