Cierto que son baños árabes, pero con sus particularidades. Nos encontramos ante un edificio de estilo románico, construido en 1194 y basado en una estructura que imitaba la típica distribución de los baños musulmanes. En su recorrido por la historia, el edificio, se encuentra con guerras, tiempo baldío por medio y manos privadas que poco o nada hacían por su mantenimiento y lustrosidad. En 1617 quedó a disposición de un convento de capuchinas que lo utilizó para asuntos tan útiles como curiosos, es decir, como despensa, cocina y lavandería. Y en el siglo XIX se popularizó el nombre de baños árabes para designarlo. En 1929 pasó a la gestión publica para su rehabilitación. En ellos no falta detalle en igualdad con los baños árabes más genuinos y en nuestro itinerario encontramos: el apodyterium (vestuarios),  el frigidarium (sala fría), el tepidarium (sala templada), el caldarium (sala caliente) y el furnus (horno y caldera).