Esta silla mutante está abandonada en medio de la calle desde hace casi una semana sin que nadie se la lleve a casa para restaurarla, usarla en la chimenea o mimarla junto a otros elementos fuera de uso. Ni tan siquiera los recogedores municipales de utensilios viejos se han apiadado de la pobre silla. Me gustaría que alguna persona de buen corazón se apiadara de sus trazas mustias y se la llevara al calor de un hogar. Vamos, que la adopte. Yo no puedo hacerlo porque no va nada con mi decoración underground.