Todos los días, de cinco a siete de la tarde, un fabricante de muñecas poetas, saca a sus profetas al mundo, pero detrás del mundo, para que respiren vida tras el seguro de una ventana. Muchos lectores esperan la hora y están al otro lado de la acera para romper en aplausos cuando las muñecas poetas hacen su aparición. Son las nuevas vestales de las letras, las vírgenes de plástico que si aprietas un botón te sueltan una poesía a elegir. ¡Y pensar que los lectores están en las horas de recreo del frenopático de la esquina!. Es hermoso ver tanta poesía y tantas criaturas que sueñan ser poetas, leer poesía, asistir a sesiones poéticas, que locura, ¡que locura, seria la vida sin poesía!.

Muñecas poetas

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