Primero fue Colegiata pero en 1959 se convirtió en Concatedral, compartiendo sede catedralicia con El Burgo de Osma. San Pedro de Soria es un auténtico lujo del gótico castellano.

Sus bóvedas, su Portada Sur y Oeste, la Portada del Claustro y el propio Claustro, su Torre campanario, su Capilla Mayor…sin olvidar las capillas absidiales dedicadas a San Miguel y San Nicolás y, por supuesto, la capilla de San Saturio. Todo ello nos invita a conocer uno de los ejemplos más agradecidos del románico que nos trasladará a un momento donde la arquitectura se escribía con mayúsculas y la puesta en escena de los templos se llenaba de luz, grandiosidad y recogimiento, valga la paradoja. La Concatedral de San Pedro es uno de esos puntos indispensables cuando acertemos a pasar por tierras sorianas. Para cuando sea posible hay que poner esta joya en nuestro itinerario.