BANCA ECOLÓGICA
El otro día, bueno, el otro día no, hace unos meses, acerté a pasar por delante de una casa bien con jardín amplio, piscina ahogada de vacío y plantas de época. Me sorprendió que en su entrada no velara una férrea verja o una puerta de madera, palo de santo o roble, tanto me da. Ni tan siquiera un somier de quita y pon o un letrero de «Prohibido el paso». La puerta estaba protegida tan solo por un nudo de alambres sin ningún arte o trazas tradicionales. Más tarde me enteré de que el dueño de la casa derrochó sin miramiento, vida y patrimonio, hasta que descubrió las ventajas de vivir los mandamientos de la nueva era bancaria y convirtió su casa en centro de peregrinos de los paraísos fiscales, cultivadores de yoga antes de invertir en bolsa y banqueros ecológicos. Luego intervino la policía y, finalmente, una secta de okupas, adictos radicales a la supervivencia, se encarga de proteger el lugar de curiosos y malintencionados. Y si la puerta está así es porque todavía el ayuntamiento está estudiando si subvencionar la instalación de una nueva puerta o llamar un exorcista.
Publicado el abril 25, 2023 en Artículos Propios y etiquetado en Banca ecológica, Nueva Era. Guarda el enlace permanente. 2 comentarios.
narracion muy seductiva!!! 😀 😀 😀
Cosas veredes amigo Sancho. Gracias, saludos