PUESTO DE EMERGENCIA PARA CONSUMIDORES REZAGADOS
Pasamos media vida en la oficina, apurando las copas del «afterwork», recogiendo a los niños del colegio – esos que tuvimos en el momento idóneo, entre el despido improcedente o el ERE, y el siguiente trabajo temporal medio prolongado – mal desplazándonos en transporte público, o haciendo cola en las «Oficinas de Labores Importantes» – como comprobar cuánto tiempo le queda a los números de la libreta para pasar de «incómodos» a «bochornosos», y otras tareas burocráticas similares -. Con tanto quehacer y tanto ajetreo, la mayoría de nosotros a duras penas damos a basto con la lista de tareas urgentes por atender.
Solo al final de la jornada, si corremos y nos esforzamos, tendremos la suerte de alcanzar el ansiado intermedio del día: un par de horas en blanco, perfecto momento para dedicarnos a nuestras prioridades más queridas pero siempre postergadas de la…
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