CEMENTERIO MECÁNICO
Las grúas, los coches, los camiones, todo ser, enteramente, mecánico o híbrido emparentado con esa raza, no rinden homenaje o culto a ninguna divinidad. Es decir, su olvido vital, enterramiento o destrucción, depende de sus últimos dueños, amigos o parentela de la cacharrería. ¿Triste? No lo sé, pero dado que soy un sentimental, rara es la tarde que no me hago con un ramo de flores o cualquier maceta de margaritas y me echo a los caminos en busca de cadáveres mecánicos. Aquí debajo está el último difunto de chapa y plástico que me he encontrado. He dejado las flores sobre el capó y, como detalle emocional, he dejado sobre el salpicadero el último código de circulación. Soy así. Mira que debió ser guapo este coche en sus años mozos. Ay, la vida, cuantos disgustos nos ofrece. En fin, ahora, me voy al cine.

Publicado el noviembre 22, 2015 en Artículos Propios y etiquetado en Cementerio mecánico. Guarda el enlace permanente. 2 comentarios.
Sentimental y además te recuerdan a antiguos amores, ejemplares semejantes de cuya carrocería e interior estuviste enamorado, no es así?
No creas, bueno… No, lo mío fueron amores de «seiscientos». Y aunque cambié de marca con el tiempo, admito lealtad a los prototipos de mi inventario sentimental.