El confinamiento no me va a estropear el placer de viajar. Saco al balcón mi álbum de fotos y la infusión de hierba buena. Listos. Hoy toca el Generalife. Cuando te paseas por el Generalife hay que hacerlo despacio, mirando rincones, pequeños altares levantados en cualquier camino para adorar la belleza. Me encanta tropezarme con escenas ajardinadas que no tenía registradas en mi archivo visual, arquitecturas rebosantes de formas y sentires. Me gusta citarme con la sorpresa, hay que robar todos los momentos posibles al universo sensible para interpretar la vida de forma más cabal, sentida y generosa.